Que nos pare la tierra
que nacemos entre las llamaradas
del rojo vivo encendido
del magma fundido
de los minerales prehistóricos
que se cuelan entre las líneas imperceptibles
de fallas que mantienen en vilo
capas tectónicas de olvidos
y nos nacemos montañas
crecidas del fallamiento
de todo lo creado
todo lo nacido.
Hay mujeres
que estamos hechas
de aguas profundas, subterráneas, furtivas
que jamás conoceremos el sol
la luna las estrellas
y sus superficies.
En las profundidades insospechadas
somos nuestro propio sol
río subterráneo viviendo
al ras del núcleo externo líquido
de la tierra y sus orillas.
Hay mujeres
que estamos hechas de raíces
que nos abrazamos debajo de la tierra
invisibles
más resistentes
que todo nudo gordiano
que imaginemos
más allá de la capa vegetal externa
que sostiene la vida.
Hay mujeres que sí
estamos hechas de memoria
todas, de historias
que nos narran
que se niegan
al silencio
al olvido
a la ausencia
de la palabra
de los sonidos
al borramiento
de la huella
la nuestra
de la faz
de la tierra
de sus profundidades
donde todas las raíces
todas las aguas
todos los fuegos
se encuentran.
Lilia Ferrer Morillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario