La palabra poesía...

jueves, 28 de julio de 2022

Me extravío


Fot.: Schalk van Zuydam / AP
en las cantarinas gargantas
de las mandevillas amarillas
que susurran tu nombre…
me abandono
a la vuelta de la línea casi imperceptible
de tus ojos gitanos…

me rindo
en la transparencia que nace del abismo
de tus signos y mis sentidos…
me hielo
en los sudores de cada poema maldito
del demonio baudelairiano que agita
mis profundidades salobres …
naufrago
en el sueño sofocado
de tus caricias en mi cuello
al arribo de un cayuco
haciéndonos aguas
entre Canarias y la Isla de Gorée…
y me hago cargo
del desierto de nostalgias conjuradas
por las dunas del Sahara que extravían tu nombre...
Lilia Ferrer-Morillo


jueves, 21 de julio de 2022

Yo, clandestina

La Bestia. Fot. El País, 2010
Palabrera de una guerra 

coagulada en el tiempo

sin fin y sin tregua 

sobreviviente del jardín de los lamentos




Yo, clandestina

hija del Chocó de Barlovento

de Cité Soleil

de la favela de Canindé

del Retiro de los negros


Yo, clandestina

abrazada por el delta del río San Juan 

espiraleada mi historia  en la palma de Wérregue

riego con  mis sangres las tierras de Noanamá

tierras de fuego


Yo, clandestina

diaspórica en mi propia tierra

marchante de las periferias

apátrida en mi propio cuerpo

desplazada de mi propio credo


Yo, clandestina

desenterrada de la arcilla 

que esculpe mi cuerpo

rasgada la piel hasta exponer los huesos


Yo, clandestina

cabalgo sin piernas en una bestia de hierro

me extravío caigo me levanto 

de las profundidades de mi propio sueño


Yo, clandestina

invisibilizada en la aritmética del tiempo

contada en crónicas de la desmemoria

que no cuentan luego


Yo, clandestina

siembro de flores el mar en honor a Yemayá.

En las gargantas del jazmín azul

zarpan viajeras las voces des-silenciadas

de las hijas y nietas de Yemayá 


Yo, clandestina

me levanto

sangro

me libero.


Lilia Ferrer Morillo

Negra, clandestina


Estoy muriendo


Ha hablado mi cuerpo.

Rendido ya en medio siglo
se le ocurre doler por doquier
avisando, campaneando, advirtiendo
que tanto adentro,
como en estos afueras de silencios
la sinapsis interrumpe su vuelo.

Estoy muriendo, no siento miedo.

Me despierta el peso muerto del dolor
sobre mi propio cuerpo
y pienso en aquello
que quise y no hice,
como hacer el camino de retorno
volverme a África, ser África
como en la vuelta a la Patria
de Juan Antonio Pérez Bonalde
gritando ¡Tierra!, en la proa el navegante
yo, navegante de una patera
que hace aguas
en cualquier riachuelo
de un pueblo olvidado
donde todas las campanas suenan a muerto
mi propia muerte.

Estoy muriendo, no siento miedo.

Repaso el camino a Ítaca
ha sido intenso, ha sido camino
ha sido de fuego, ha sido de magma
de barro siempre, originario siempre
camino al fin, que se ha negado
a hacerse de huesos.

Estoy muriendo, no sientas miedo.

Hemos vivido
Gracias al viento.

               Lilia Ferrer Morillo
               En Buenos Aires, a los 21 días de julio de 2022

martes, 12 de julio de 2022

Manigua



epoética migrante y negra

que se hace sangre en el Tapón del Darién,

donde la América se parte en dos



como la valla de Melilla,

rompiendo la trashumancia

con concertinas de odio,

de expolio

y de olvido...


Lilia Ferrer Morillo

EL BESO

Los labios bañados  por la única  gota de agua salobre   mineralizada  en los poros  jadeando  en fuga   tras rocas  prehistóric...