que pasa de largo ante el derramamiento continuado de sangre que no sea de la propia estirpe,
que le pone límites geográficos al dolor y esclavización de los otros,
que no se conmueve ante genocidios que no sean los de la propia historia,
que es neutral y hace silencio ante el llanto de miles de niñas y niños ajenos,
una lucha antirracista que le hace la corte a las delegaciones de baja monta que se retiraron de la cumbre histórica que en Sudáfrica plantó cara al racismo y sus derivas en todas las formas violentas de muertes;
una lucha antirracista que sustrae con pinzas y desarticula a conveniencia el Plan de acción de Durban,
esa lucha antirracista que juega a la rayuela con los grandes criminales del capital y sus perros de guerras;
y esa lucha antirracista endogámica que sólo pinta negro, que sólo pinta originario si de los suyos se trata;
con un corazón disecado ante el dolor ajeno, indiferente corazón, mezquino corazón, cómplice corazón, bastardo corazón!
y esa lucha antirracista políticamente correcta, ingenua, neutral, no comprometida,
que corre calzada tras la mejor foto, aquella capaz de viralizarse virulenta, perfecta, antiséptica, sin anti-cuerpos, casi perfecta,
y esa lucha antirracista que se erige en vocería de todas las luchas antirracistas, que negocia, vuela en primera clase y hasta en segunda, pero vuela; negocia, se regodea, hace el cruce trasatlántico en clase business. Nuevas castas herederas de la colonia, siervos de nuevo tipo del mismo amo;
esa lucha antirracista que no ha derramado la primera lágrima por las guerras que le son ajenas,
Esa lucha antirracista selectiva, consustanciada con el fascismo, con los genocidas, no me representa...
Lilia Ferrer-Morillo
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