¡Cuánta historia Mare Nostrum!
del poniente, del Magreb y nuestro,
mar intermedio y blanco
que emerges del corazón mismo
de Pangea negra.
Mar de uno y mil caminos
de estrechos y golfos
de cuerpos perdidos
de cuerpos ahogados en el grito insomne
¡El grito de un niño!
Mar levantino de la indiferencia globalizada
que te va arrastrando entre Sidra y Gabes
y en Lampedusa te va apilando
en ese vaivén de cálidas olas
de gélidas olas
de marea que estremece
que te lleva y trae
y te va arrullando
hasta el sueño más profundo,
que tapiza tus playas
y ennegrece tu orilla.
Mar levantino que en las playas turcas
dejaste dormido al pequeño Aylan Kurdi
y con él a cientos y cientos de niños,
y aquella indignación que se va aplacando
que se adormece en la ola del tiempo,
¡tan poco tiempo Mare Nostrum!
Te espero en mi pequeño velero Mare Nostrum
el mismo de Cartago renacida,
dos velas erguidas al viento
y la fuerza altiva de la rebeldía intacta
para retarte y abrazarte
para remontarte
y rescatar de tus profundidades
mi cuerpo perdido Mare Nostrum.
Lilia Ferrer-Morillo
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