Miro el oasis de tu flor desnuda
sumergida entre sépalos
y pétalos ovalados
que clausuran silentes
la puerta al enemigo invisible …
Cloquean mis huesos enmohecidos
al sospecharte semilla que siempre germina
en el compostaje
de esta digitalidad perdida.
No existe el silencio,
ha sucumbido entre las voces
que resuenan en el néctar
de tu polinización tardía.
Lilia Ferrer-Morillo
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