De mi cuerpo corrido del canon
del centro inamovible
y distante de toda periferia.
Poso aquí
en un estudio
que se evapora en el sopor
de la siesta de las tres de la tarde
y la parsimonia de una paleta
que se resitúa en la esteatopigia
de mi cuerpo negro.
Decena de pinceles
secretando sus jugos nigro-cromáticos
que atrapan el sinus pudoris
de mis labios menores
aflorando de mi entrepierna aun dormida.
Pinceles de vellos pubianos
embadurnados en el nacimiento de la venus
que ocupa la galería aun pendiente
entre la hotentote khoi khoi
y las gordas felices de botero.
Lilia Ferrer-Morillo
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