Hoy no amanecí de bala
como solía amanecer el Chino Valera Mora.
Hoy amanecí cristalizada.
De sábila suave y acuosa
sumergida en el verdor espinoso
de sembradíos tardíos aflorando gelatinosa
escurridiza y densa-mente pegajosa
entre los dedos de mis pies.
Hoy amanecí espinosa
blandita y agigantada piña
de una penca que se cuece
que destila
en alambiques arcaicos
de otras y tantas serranías.
Amanecí de manantial
desbordada en el fondo de mis
humedales náufragos
poblado de perlas de sábila,
de pencas de sábila
convertidas en anguilas acuosas
que electrifican mi centrum de placer.
Hoy amanecí de sábila
pero si me toca amanecer de bala
cuando vaya a la facultad de filosofía y letras
se lo diré...
Lilia Ferrer-Morillo
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